El estrés no es solo «estar apurado o preocupado». Es una respuesta biológica real, intensa y poderosa que afecta todos los sistemas del cuerpo. Aprender cómo funciona es clave para poder gestionarlo.
¿Qué es el estrés a nivel fisiológico?
El estrés es una respuesta del sistema nervioso simpático ante una percepción de amenaza o demanda excesiva.
Se activa el eje HPA (hipotálamo-hipófisis-adrenal) que libera cortisol (la hormona del estrés) y adrenalina. Estas hormonas aumentan la frecuencia cardíaca, la presión arterial, liberan glucosa al torrente sanguíneo y suprimen funciones no esenciales (como la digestión o el sueño).
El cuerpo está diseñado para tolerar estrés agudo y esporádico, no crónico y permanente.
Cuando el cortisol se mantiene elevado durante semanas o meses:
- Se debilita el sistema inmune.
- Se altera la producción hormonal(tiroides, testosterona, insulina).
- Aumenta la inflamación sistémica, base de muchas enfermedades.
- Se deteriora la memoria, la concentración y el estado de ánimo.
- Aumenta el apetito por alimentos ricos en azúcar y grasa (respuesta del cerebro límbico).
Cómo reducir el impacto del estrés en el cuerpo:
- Dormir profundamente:el sueño regula el eje HPA.
- Moverse todos los días:el ejercicio reduce el cortisol circulante.
- Respirar consciente y profundo:activa el sistema parasimpático.
- Tener rutinas claras y pausas reales.
- Reducir estímulos:exceso de pantallas, noticias, redes… todo eso sobreestimula el sistema nervioso.
Conclusión: El estrés no es tu enemigo, pero tampoco es inocente. Entenderlo científicamente te da herramientas reales para recuperar el control de tu energía y tu salud.