Cómo el sueño afecta tus decisiones alimenticias.
¿Te pasó de dormir mal y sentirte descontrolado con la comida al día siguiente? No es casualidad. Cuando descansamos poco, el cuerpo entra en un estado hormonal alterado que afecta directamente el apetito, los antojos y las decisiones alimenticias.
Dormir es mucho más que “descansar”. Mientras dormís, el cuerpo regula hormonas clave que controlan el hambre, la saciedad y el metabolismo. Cuando no dormís lo suficiente:
- Aumenta la grelina: hormona que estimula el hambre.
- Disminuye la leptina: hormona que genera saciedad.
- Aumenta el cortisol: hormona del estrés, que intensifica los antojos (sobre todo de azúcares y harinas).
- Baja la sensibilidad a la insulina: lo que hace que tu cuerpo almacene más grasa y tenga menos energía utilizable.
¿Cómo se refleja esto en tu día?
- Comés más cantidad de lo habitual.
- Elegís peor: preferís comida rápida, procesada y rica en calorías vacías.
- Comés más seguido sin tener hambre real.
- Te sentís sin energía y usás la comida como estímulo.
- Dormí 7-9 horas de calidad. Sin esto, todo lo demás cuesta el doble.
- No tomes decisiones alimenticias importantes cuando estás muy cansado.
- Tené snacks saludables planificados de antemano.
- Tomá agua. La deshidratación acentúa el hambre falsa.
Conclusión: Cuando estás cansado, tu cerebro no quiere “nutrirse”, quiere “sobrevivir”. Dormir bien no es un lujo: es una herramienta nutricional.