Comer no solo alimenta: también impacta directamente en cómo nos sentimos en el cuerpo y la mente. Esa pesadez o modorra después de comer tiene explicaciones fisiológicas claras.
Luego de una comida, el cuerpo entra en modo digestivo:
- Se activa el sistema parasimpático(también llamado «descansar y digerir»), reduciendo el estado de alerta.
- El flujo sanguíneo se dirige al sistema digestivo, disminuyendo temporalmente el riego al cerebro y músculos.
- Se liberan hormonas como la insulina(regula la glucosa) y la colecistoquinina(CCK, que genera saciedad y sueño).
- Aumenta la serotonina intestinal, que puede inducir un estado de relajación.
- Alto contenido de carbohidratos simples: Elevan rápidamente la glucosa y luego provocan una caída abrupta (hipoglucemia reactiva).
- Comidas muy grasas: Requieren más energía digestiva.
- Porciones grandes: A mayor volumen, más flujo sanguíneo al intestino, más fatiga.
Cómo evitar sentirte pesado:
- Comé porciones moderadas.
- Priorizá alimentos de digestión más ligera(fibra, proteína magra, grasas buenas).
- Evitá comer muy rápido: masticar bien mejora la digestión.
- Si podés, caminá 10 minutos después de comer: mejora el vaciamiento gástrico y la sensibilidad a la insulina.
Conclusión: Comer bien no es solo lo que comés, sino cómo lo hacés. Entender la digestión te permite tener más energía y foco después de las comidas.