Navidad sin culpa: si comés de más, lo que hagas después importa más que lo que hiciste ayer

La Navidad tiene dos constantes: comida rica y sobremesas eternas. Y está bien.
El problema no es lo que comés un día, sino lo que hacés todos los días.

El cuerpo humano está diseñado para manejar excesos puntuales: tiene flexibilidad metabólica, reserva, filtración y eliminación. Lo que lo daña no son las excepciones, sino los hábitos que no se revisan.

¿Qué pasa realmente cuando comés de más?

  • Tu cuerpo almacena energía extra como glucógeno en músculos e hígado antes de pasar a grasa.
  • Aumenta la retención de líquidos por la sal y el alcohol.
  • Se acelera la digestión y la temperatura corporal (termogénesis).
  • Tenés más inflamación transitoria por alimentos “más pesados” o más procesados.

Nada de eso es permanente.
El problema no es un 24 o un 25… es una semana completa de descontrol sin pausa.

Lo que hagas después importa más que lo que hiciste ayer

El día después es donde se juega el equilibrio real. No hace falta castigo ni restricciones: hace falta orden inteligente.

✔️ Movete un poco más. Una caminata larga acelera la digestión y regula la glucosa.
✔️ Hidratate fuerte. Agua, agua, agua.
✔️ Comé liviano, natural y con fibra. Verduras, frutas, proteínas simples.
✔️ Dormí bien. El cuerpo repara la inflamación en el descanso profundo.
✔️ No te pese la culpa. El estrés metabólico de “sentirte mal” es peor que la comida.