A veces lo más difícil no es hacer, sino empezar. La regla de los 2 minutos es un método simple para vencer la inercia y transformar tareas gigantes en acciones manejables.
Si una acción tarda menos de 2 minutos, hacela en el momento. Y si tu objetivo es grande, empezá con una versión que te lleve solo 2 minutos.
Ejemplos aplicados a la vida real
- Querés empezar a correr → ponete las zapatillas y salí a caminar 2 minutos.
- Querés leer más → abrí el libro y leé una página.
- Querés ordenar tu casa → guardá solo un objeto fuera de lugar.
- Querés meditar → sentate y respirá 2 minutos.
- Reduce la fricción inicial: empezar se vuelve ridículamente fácil.
- Activa la inercia positiva: una vez en movimiento, es más probable que sigas.
- Reprograma tu identidad: cada pequeño acto refuerza la idea de “soy alguien que hace esto.”